
TERAPIA PSICODÉLICA
Las plantas que durante miles de años han venido usando los chamanes de todas épocas, así como los principios activos que nuestros químicos han sintetizado o extraído de ellas y que apenas han comenzado a utilizar nuestros modernos chamanes -o sea nuestros terapeutas que utilizan psicoactivos-, tienen el potencial de provocar las experiencias que hemos llamado espirituales, místicas, trascendentales y hoy por hoy, transpersonales o terapéuticas.
De esto trata este apartado de Terapias con Psicoactivos que contiene resúmenes de las terapias de las que he tenido noticia acerca de la expresión neochamánica de seguir utilizando sustancias psicoactivas a fin de sanarnos y reencontrarnos con el Espíritu, la Divinidad, Dios o lo Transpersonal.
LAS TERAPIAS HOLÍSTICAS O TRANSPERSONALES CON PSICOACTIVOS |
Casi por unanimidad, las terapias psicológicas con psicoactivos consideran al hombre como un ser espiritual y abordan cualquier problemática desde esa perspectiva, ya que la misma dinámica y efectos de los psicoactivos (visionarios, entactógenos, enteógenos, adaptógenos, psiquedélicos, etc.) que usan estos terapeutas, los ha llevado a tener experiencias personales de contacto con las dimensiones espirituales de la existencia humana; tras lo cual han desarrollado técnicas para ayudar a sus pacientes a sacar provecho de estas herramientas en el decurso de sus terapias.
A continuación presento una selección de las terapias de las que he tenido conocimiento, comenzando con los trabajos de Stanislav Grof quien resume vívidamente el impacto y la transformación personal que sufrió bajo los efectos de la LSD, mismos que marcaron el curso de sus investigaciones hasta coincidir con otros investigadores del mismo campo y dar origen a una nueva disciplina específicamente dedicada a estudiar este tipo de experiencias que es la Psicología Transpersonal.
Hay también un breve recuento de las investigaciones con LSD en psicoterapia, otro de las interesantes experiencias del doctor mexicano Salvador Roquet, quien combinó sus estudios con María Sabina y demás personajes del chamanismo mexicano con la psicoterapia clásica para establecer en compañía de Pierre Fraveu la Teoría de Psicosíntesis; luego hay un resumen de las investigaciones de Richard Yensen y su equipo con la medicina psiquedélica; una detallada explicación de los Intensivos de Ann Shulguin y Audrey Fenn Redman y sus consejos para otros terapeutas interesados en trabajar con psicoactivos; y por último un resumen acerca de las observaciones de la física Barbara Ann Brennan en torno a los efectos de las drogas psicoactivas en el campo energético humano, que me permito incluir aquí para diferenciar claramente las utilidades terapéuticas de las que no lo son.Sandison, Frederking, Leuner, Alnes, Arendsen-Hein y otros psiquiatras se reunieron en Europa para constituir la Asociación de Terapeutas Psicolíticos en la década de los 70. La «terapia psicolítica» consiste en el empleo de LSD y sustancias similares, en dosis bajas a moderadas (generalmente de 30 a 50 microgramos de LSD), con el propósito de acortar y facilitar el psicoanálisis y la psicoterapia orientada psicoanalíticamente.
Casi por unanimidad, las terapias psicológicas con psicoactivos consideran al hombre como un ser espiritual y abordan cualquier problemática desde esa perspectiva, ya que la misma dinámica y efectos de los psicoactivos (visionarios, entactógenos, enteógenos, adaptógenos, psiquedélicos, etc.) que usan estos terapeutas, los ha llevado a tener experiencias personales de contacto con las dimensiones espirituales de la existencia humana; tras lo cual han desarrollado técnicas para ayudar a sus pacientes a sacar provecho de estas herramientas en el decurso de sus terapias.
A continuación presento una selección de las terapias de las que he tenido conocimiento, comenzando con los trabajos de Stanislav Grof quien resume vívidamente el impacto y la transformación personal que sufrió bajo los efectos de la LSD, mismos que marcaron el curso de sus investigaciones hasta coincidir con otros investigadores del mismo campo y dar origen a una nueva disciplina específicamente dedicada a estudiar este tipo de experiencias que es la Psicología Transpersonal.
Hay también un breve recuento de las investigaciones con LSD en psicoterapia, otro de las interesantes experiencias del doctor mexicano Salvador Roquet, quien combinó sus estudios con María Sabina y demás personajes del chamanismo mexicano con la psicoterapia clásica para establecer en compañía de Pierre Fraveu la Teoría de Psicosíntesis; luego hay un resumen de las investigaciones de Richard Yensen y su equipo con la medicina psiquedélica; una detallada explicación de los Intensivos de Ann Shulguin y Audrey Fenn Redman y sus consejos para otros terapeutas interesados en trabajar con psicoactivos; y por último un resumen acerca de las observaciones de la física Barbara Ann Brennan en torno a los efectos de las drogas psicoactivas en el campo energético humano, que me permito incluir aquí para diferenciar claramente las utilidades terapéuticas de las que no lo son.
Los trabajos de Stanislav Grof con LSD |
Sandison, Frederking, Leuner, Alnes, Arendsen-Hein y otros psiquiatras se reunieron en Europa para constituir la Asociación de Terapeutas Psicolíticos en la década de los 70. La «terapia psicolítica» consiste en el empleo de LSD y sustancias similares, en dosis bajas a moderadas (generalmente de 30 a 50 microgramos de LSD), con el propósito de acortar y facilitar el psicoanálisis y la psicoterapia orientada psicoanalíticamente.

Entre los primeros psiquiatras que comenzaron a practicar la terapia psicolítica y uno de los primeros voluntarios en la exploración con la LSD-25para experimentar «psicosis temporales» que permitieran al terapeuta comprender desde dentro la enfermedad de sus pacientes, se encontraba el psiquiatra checo Stanislav Grof, quien años después sería cofundador de la Psicología Transpersonal junto con Alan Wats y otros investigadores del Essalen Institute en California, Estados Unidos.
En La mente holotrópica, Stanislav Grof sintetiza sus estudios con la LSD y propone un modelo de la mente humana que configuró tras analizar los expedientes y archivos que recopiló a lo largo de cuatro mil experiencias, tanto suyas como de sus pacientes, durante cerca de 20 años de investigación.
Diez años después, en un libro posterior que escribió junto con su esposa Christina titulado La tormentosa búsqueda del Ser, Grof rememora su primera experiencia con LSD que tuvo lugar en momentos en los que se consideraba profundamente ateo:
Mi primera sesión con LSD fue un acontecimiento que tuvo como consecuencia un cambio profundo en mi vida profesional y personal. Experimenté un encuentro y confrontación extraordinarios con mi psique inconsciente, que de inmediato enmascaró mi previo interés por el psicoanálisis freudiano. Ese día marcó el inicio de mi alejamiento radical del pensamiento tradicional psiquiátrico. Me vi inmerso en un despliegue fantástico de visiones coloristas, algunas de ellas abstractas y geométricas, otras figurativas y llenas de sentido simbólico. Sentí también un sorprendente despliegue de emociones de una intensidad que no cría posible. No podía creerme lo mucho que aprendí sobre mi psique en estas pocas horas… Me vi golpeado por una luminosidad que parecía comparable al epicentro de una explosión atómica, o probablemente a la luz de brillo sobrenatural que según las escrituras orientales se nos aparece a la hora de la muerte. Este trueno me catapultó fuera del cuerpo. Primero perdí la conciencia de la ayudante y del laboratorio; después de la clínica psiquiátrica, de Praga y finalmente del planeta. Mi conciencia se expandió a una velocidad inconcebible y alcanzó dimensiones cósmicas… Me encontré en medio de un drama cósmico de proporciones inimaginables. Experimenté el Big-Bang, pasé a través de agujeros negros y blancos del universo, me identifiqué con supernovas que explotaban, y fui testigo de otros muchos fenómenos extraños que parecían ser pulsares, quasares y otros sorprendentes fenómenos cósmicos… la experiencia por la cual pasaba estaba muy próxima a las que conocía por las lecturas de las grandes escrituras místicas del mundo. Aunque mi mente se había visto muy afectada por la droga, era capaz de apreciar la ironía y paradoja de la situación. Lo Divino se manifestó y me atrapó en un laboratorio moderno en medio de un serio experimento científico llevado a cabo en un país comunista con una substancia producida en el tubo de ensayo de un químico del siglo XX… Salí de la experiencia tocado en mi núcleo más íntimo y muy impresionado por su poder. Como en esa época no creía, como ahora, que el potencial para una experiencia mística es un derecho natural de todos los seres humanos, lo atribuí todo al efecto de la droga. (6)
A partir de esta experiencia Stanislav Grof tuvo la impresión definitiva de que el estudio de los estados no ordinarios de la mente en general, y los inducidos por los psiquedélicos en particular, era con diferencia «el ámbito más interesante de la psiquiatría» y decidió hacer de ellos su campo de especialización, pues según relata, se dio cuenta de que, bajo las circunstancias adecuadas, las experiencias psiquedélicas eran verdaderamente, «la vía real al inconsciente» y tenía la clara impresión de que el análisis asistido por LSD podía hacer más profundo, intensificar y acelerar el proceso terapéutico, y conseguir los resultados prácticos que el psicoanálisis no estaba demostrando sino muy ocasional y lentamente.
Así pues, tras su primera experiencia con LSD Grof consiguió una plaza en el recién creado Instituto de Investigación Psiquiátrica en Praga. Poco después fue nombrado investigador jefe de un trabajo clínico que exploraba el potencial terapéutico de la psicoterapia con LSD y emprendió su propio proyecto de investigación utilizando dosis medias de esta droga para tratar a pacientes con diferentes tipos de desórdenes psiquiátricos, entre los cuales en ocasiones se sumaban algunos profesionales de la salud mental, artistas, científicos y filósofos «que estaban interesados y contaban con motivaciones serias para tener la experiencia».
Según cuenta Grof, el marco del psicoanálisis freudiano vigente en aquella época, se hizo demasiado estrecho para lidiar con todo lo que sucedía entre los clientes de la clínica que estaban experimentando con la LSD:
Cuando utilizábamos dosis medianas, muchas de las experiencias iniciales contenían material biográfico de la infancia y adolescencia del individuo, tal como Freud las describía. Sin embargo, cuando proseguíamos las sesiones, todos los clientes pasaban, más tarde o más temprano, a ámbitos experimentales que estaban más allá de este marco. Cuando se aumentaban las dosis, sucedía lo mismo pero mucho antes. Una vez que las sesiones llegaban a este punto, empecé a ser testigo de experiencias que no podían distinguirse de las descritas en las antiguas tradiciones místicas y filosofías espirituales de Oriente. Algunas de ellas eran poderosas secuencias de muerte y renacimiento psicológico; otras implicaban sensaciones de unidad con la humanidad, la naturaleza y el cosmos. Muchos clientes también describían visiones de deidades y demonios de distintas culturas y visitaban diversos escenarios mitológicos. Entre los sucesos más sorprendentes estaban las dramáticas y realistas secuencias que se experimentaban subjetivamente como recuerdo de anteriores encarnaciones. (6)
Grof acepta que no estaba preparado para observar dichos fenómenos en una sesión psicoterapéutica, pues además de carecer de un marco teórico de referencia en el cual encuadrarlas, la intensidad de las manifestaciones psicológicas y emocionales de dichos estados le resultaba amedrentadora, pues muchos de sus aspectos amenazaban con socavar su «segura y confiada visión del mundo». Sin embargo, a medida que aumentó su experiencia y familiaridad con estos extraordinarios fenómenos, se le hizo evidente que «eran manifestaciones normales y naturales de los profundos espacios de la psique humana», pues su aparición posterior a los recuerdos biográficos de la niñez, recuerdos que la psicoterapia tradicional considera deseables y terapéuticos, resultaba una secuencia igual de natural.
Según afirma, sería muy artificioso y arbitrario considerar que lo que seguía fluyendo de la psique tras los recuerdos de la infancia, fuese un proceso patológico. Además encontró que cuando a dichas experiencias se les permitía seguir su curso natural, los resultados terapéuticos trascendían todo lo que había visto hasta la fecha, pues «síntomas complejos que habían resistido meses e incluso años de tratamiento convencional a veces desaparecían tras experiencias como la muerte y el renacimiento psicológicos, las sensaciones de unión cósmica y secuencias que los clientes describían como recuerdos de vidas anteriores»; dado lo cual, concluyó que se trataba de manifestaciones naturales de las dinámicas profundas de la psique humana, cuya emergencia en la conciencia, tradicionalmente vista como signo de enfermedad mental, «podía ser en realidad un esfuerzo radical del organismo para liberarse de los efectos de distintos traumas, simplificar su funcionamiento y sanarse a sí mismo». (6)
Cuenta Grof que cuando intentaba debatir estas cuestiones con sus colegas checos, su reputación científica se veía en entre dicho, por lo que se vio obligado a trabajar de manera aislada hasta que en 1967 se le concedió una beca para realizar una investigación psiquiátrica en los Estados Unidos, donde conoció a Abrahan Maslow y Antoni Sutich, con quienes fundaría una nueva disciplina «que combinaría la ciencia y la espiritualidad e incorporaría la sabiduría perenne que hace referencia a varios niveles y estados de conciencia». Esta nueva disciplina es la Psicología Transpersonal que tras los nuevos enfoques y aplicaciones que están ocurriendo en todas las áreas del conocimiento a partir de los revolucionarios postulados de la física cuántica, está comenzando a suscitar cada vez más interés entre los terapeutas actuales.
Para finalizar, dice Stanislav Grof que tres décadas de estudios detallados y sistemáticos de la mente humana mediante observaciones de estados no ordinarios de la conciencia en los demás y en él mismo, lo han conducido a radicales conclusiones:
Actualmente creo que la conciencia y la psique humana son mucho más que un producto accidental de los procesos fisiológicos del cerebro; son reflejo de la inteligencia cósmica que impregna toda la creación. No somos simplemente máquinas biológicas y animales muy evolucionados, sino también campos de conciencia sin límites que trascienden el tiempo y el espacio. En dicho contexto, la espiritualidad es una dimensión importante de la existencia, y ser conciente de este hecho es algo deseable en la vida humana. (6)
En su interesante y documentado estudio de la «Evolución histórica de los usos del LSD» (5), Asunción Fernández presenta una exhaustiva gráfica con los estudios que encontró año por año entre 1957 y 1994 en el Index Medicus y en la base de datos Medline. Los divide en siete categorías:
1) farmacología,
2) experimentación animal,
3) experimentación psicotomimética,
4) tratamientos psiquiátricos,
5) consumo no médico,
6) complicaciones cromosómicas y
7) otros tratamientos.
Con respecto a la investigación de los usos terapéuticos de la LSD dice Asunción que se utilizó de dos formas, en terapia psicolítica, con dosis pequeñas que iban en aumento a fin de romper bloqueos emocionales para acortar el tiempo del psicoanálisis; y en terapia psicodélica, donde se administraban grandes dosis en una o dos sesiones causando un considerable cambio de conducta en el paciente tratado por alcoholismo, estados de ansiedad y también en psicoterapia. «En ambos casos, la administración de LSD era sólo una parte del tratamiento y en los trabajos publicados se insistía en que, sin psicoterapia y rehabilitación, el tratamiento con LSD no tenía valor», dice Asunción. (5)
En 1957 el doctor Humprey Osmond en una conferencia titulada «La farmacología de las drogas psicotomiméticas y psicoactivas», aseguró que la LSD era más que un psicotomimético y un apoyo para la psicoterapia; pues era capaz de producir en algunos individuos insights o penetraciones psicológicas que mejoraban el equilibrio de la persona consigo misma y con el mundo, por lo que, en su opinión, podía utilizarse para comprender las extrañas formas en que opera la mente, así como para explorar temas sociales, religiosos y filosóficos. Él fue el primero en llamar a la LSD psiquedélico, concepto que significa «ampliador y enriquecedor de la visión de las cosas». Esta aseveración animó a muchos psiquiatras a experimentar con la LSD y sustancias afines.
Osmond estaba en contacto con el novelista y filósofo Aldous Huxley, autor de Un mundo feliz, cuyo propósito vital consistía en alcanzar a través de los estados místicos, un conocimiento cósmico y más rico de lo que el hombre, con sus simples circuitos cerebrales, era capaz de conseguir. Huxley había tomado mezcalina bajo la guía de Osmond y creyó encontrar en ella lo que buscaba: una llave para la ampliación del conocimiento y la conciencia. Esto es lo que explicó en Las puertas de la percepción, libro que influyó a toda una generación que se lanzó a experimentar por su cuenta y riesgo. Después de escribir este libro, Huxley probó la LSD, lo que supuso una experiencia más profunda para él y consideró que con esta droga podría alcanzarse una inteligencia mayor, más capacidad de amar y más espiritualidad, por lo que se convirtió en el líder de una revolución cultural que penetró numerosos ámbitos sociales.
Paralelamente, Timothy Leary un profesor de psicologóa de la Universidad de Harvard, estaba utilizando la psilocibina para conseguir éxtasis religiosos profundos que, según él, ponían en línea directa al hombre con lo divino, y creía que esto iba a revolucionar la psicología. Experimentó con presos en la correccional de Massachusetts, intentando modificar su conduca delictiva con cierto éxito. En los años sesenta, Leary tomó psilocibina con Huxley y ambos promovieron el uso de este psicoactivo entre la élite intelectual y social de la época. A este dúo se sumó entonces el poeta Allen Ginsberg, que introdujo el concepto de «quinta libertad», definido como el derecho de todo individuo de ampliar su conocimiento por medio de las drogas que creyera convenientes. Así, cuando Leary probó la LSD en 1961, también encontró que ésta daba lugar a un viaje mucho más intenso que, desde su perspectiva, producía la muerte del ego, seguida de un renacimeinto espiritual.
Entonces disminuyeron sus estudios sobre la psilocibina y aumentaron los relativos a la LSD que ingerían en dosis masivas. Al mismo tiempo aumentó la crítica sobre estos estudios y en 1962 la Universidad de Harvard decidió que las drogas psiquedélicas eran demasiado peligrosas como para utilizarlas en investigaciones no médicas y le dieron un ultimatum a Leary. Él eligió salir de Harvard y fundó entonces la Federación Internacional para la Libertad Interna, cuyo objetivo era convertir a la LSD en un instrumento educativo para alcanzar el conocimiento pleno del individuo y su liberación del control del Establishment, como se llamaba entonces al sistema económico y sociopolítico del Estado.
Los medios de comunicación extendieron las ideas de Leary, que animaba públicamente a los jóvenes a tomar LSD. Él y sus seguidores crearon un culto ritual en torno a este psicoactivo, al que consideraban una resurrección de los trabajos dionisiacos de la antigua Grecia. Decía Leary que todas las religiones poseen su sacramente y el suyo era la LSD. En el contexto de la cultura hippie, él y sus seguidores realizaban espectáculos psicodélicos en en teatros ambulantes, llamados Acid Test o pruebas del ácido. En 1965 el gobierno estadounidense prohibió el uso y venta de als drogas psicodélcias al considerarlas un problema de salud pública; para lo cual se basó en los trabajos del Dr. Cohen sobre el supuesto daño cromosómico de esta droga, que luego se demostró que eran falsos.
El número de investigaciones reportadas entre 1967 y 1978, fue decayendo drásticamente. Según autores como Antonio Escohotado y Josep maría Fericgla, la razón está en la dificultad y el peligro que encuentran los investigadores para obtener un permiso de utilizarla con fines científicos «legítimos» tras su inclusión en la Lista I, y según Fernández : «La razón está en el abuso de su consumo que, en ese momento, alcanzó los círculos no médicos», por lo que «comenzaron a hacerse estudios sobre los cambios cromosómicos que el consumo de esta droga supuestamente producía», ya que su prohibición en Estados Unidos se basó en los trabajos de Cohen, un investigador que aseguró que la LSD producía daño cromosómico, hecho que durante esta época demostró ser falso a través de varias y distintas fuentes que lo descartaron con suficiente claridad. (5)
Para quien esté interesado en el uso clínico que se le dio a la LSD, Jonathan Ott cita en su Pharmacoteon (8) a diversos investigadores cuyos trabajos han sido publicados. También está el ensayo de A. Seva Díaz: «Investigaciones en torno a la utilización de LSD-25 en la terapéutica de las neurosis obsesivas durante los años sesenta» (12), el cual concluye que el abuso de la LSDla apartó «sin suficientes razones» del «arsenal terapéutico» donde se encontraba. Lo cual considera «una pérdida inestimable», y espera que «vuelva, si es posible, a pertenecer al ámbito exclusivamente médico-terapéutico y, más específicamente, psiquiátrico». (12)
Juan Carlos Usó por su parte, es autor de otro ensayo «Sobre el uso clínico de psiquedélicos en España» (15), en el que muestra la magnitud de los estudios, los experimentos y los usos psiquiátricos de diversas sustancias psiquedélicas en la España del franquismo y hace un breve recuento de las tendencias actuales. Respecto a la LSD rescata los trabajos del doctor Ramón Sarró titular de la cátedra de psiquiatría en la Universidad de Barcelona, quien tras tomar parte en un coloquio presidido por Aldous Huxley en los Estados Unidos, decidió a su regreso a España «explorar a fondo la acción del medicamento, tanto desde su punto de vista fenomenológico como psicodinámico y terapéutico». Este maestro, considerado como el impulsor de la Escuela Catalana de Psiquiatría, estimuló el interés de otros colegas suyos como Ruiz Ortega, Martí Tusquets y Gonzáles Monclús de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Barcelona, quienes publicaron sus trabajos en la Revista de Psiquiatría y Psicología Médica de Europa y América Latina.
El autor también da cuenta de los trabajos de Rof Carballo y González Morado en Madrid destacando su observación de que «las alucinaciones observadas con la LSD reproducen con frecuencia imágenes similares a las que Jung y su escuela denominan arquetípicas y que por serlo, han constituido el tema predominante en las representaciones religiosas de las más diversas culturas… lo interesante con la LSD es que, por primera vez, se demuestra de una manera objetiva la producción experimental de imágenes arquetípicas que conscientemente son totalmente ajenas a la mentalidad del paciente» (15)
Después de mencionar los trabajos de Rojas Ballesteros, Rojo Sierra y Seva Díaz en Granada, Usó pasa a adjudicar el cambio de rumbo en las investigaciones con psicodélicos a los medios de comunicación que «en general pusieron todo su empeño en crear una intensa alarma social en torno a su empleo», y por último se refiere a las tentativas actuales de reactivar su investigación auspiciadas por la Escuela Catalana de Psiquiatría. Menciona los cursos que ha organizado Antonio Escohotado a través de la Universidad de Educación a Distancia y las Jornadas de Enteógenos que se han llevado a cabo en Barcelona «con expertos de la talla de Albert Hofmann, Alexander Shulgin, Jonatha Ottt y Joseph María Fericgla«, de quien ofrece una cita: «Dados los esperanzadores resultados de estas terapias, esperemos que pronto se abran las compuertas del sentido común y nos inundemos todos. En especial nuestros políticos.» (15)
- La Psicología Transpersonal
Los tipos de experiencias transpersonales y la emergencia espiritual según los Grof |
La palabra «transpersonal» es un neologismo para la experiencia directa de las realidades espirituales. Según lo definen Christina y Stanislav Grof: «Significa trascender el modo habitual de percibir e interpretar el mundo desde una posición de individuo separado o cuerpo-ego». Ambos son co-fundadores -junto con Abrahan Maslow y Antoni Sutich- de la «Psicología Transpersonal», disciplina especializada en las experiencias de este tipo y sus consecuencias.

Tipos de experiencias transpersonalesEn su libro conjunto La tormentosa búsqueda del ser, los esposo Grof dividen en dos categorías a los «estados que constituyen encuentros personales con las dimensiones numinosas de la existencia». En la primera sitúan las experiencias de «lo divino inmanente» o percepciones de la divina inteligencia expresándose en el mundo de la realidad cotidiana: «Toda la creación, personas, plantas, animales y objetos inanimados, parece estar impregnada por la misma esencia cósmica y luz divina. Una persona en dicho estado, de repente se da cuenta que todo lo que contiene el universo es manifestación y expresión de la misma energía cósmica creativa, y de que la separación y los límites son ilusorios.» (6)
Dicen los Grof que las experiencias de la segunda categoría no constituyen una percepción distinta de lo ya conocido sino que revelan un rico especto de dimensiones de la realidad que normalmente están ocultas a la conciencia humana y que no tenemos al alcance en el estado de conciencia habitual. Pueden considerarse como experiencias de lo «divino trascendente». Un ejemplo típico sería «la visión de Dios como radiante fuente de luz de belleza sobrenatural o una sensación de fusión personal e identidad con el Dios percibido de este modo». También entran en esta categoría las visiones de distintos seres arquetípicos, «como deidades, demonios, héroes legendarios y espíritus guías». Y otras experiencias más complejas que no sólo incluyen entidades sobrehumanas individuales «sino ámbitos mitológicos completos, como cielos, infiernos y purgatorios, o varios escenarios y paisajes distintos a todo lo conocido en la Tierra». (6)
Consecuencias de los encuentros personales con las realidades espirituales
Dicen los Grof que para las personas que han tenido algún tipo de experiencia transpersonal, la existencia de lo divino inmanente y trascendente no es fruto de una fe ciega sino un hecho basado en la experiencia directa. Y aseguran también que los estados transpersonales pueden tener una influencia transformativa muy positiva en las vidas de las personas, ya que pueden aliviar distintas formas de trastornos psicosomáticos y emocionales, así como allanar las dificultades en las relaciones interpersonales, reducir las tendencias agresivas, mejorar la autoimagen, aumentar la tolerancia hacia los demás, y mejorar la calidad general de vida:
Entre los efectos positivos a posteriori se produce, en ocasiones, una profunda conexión con otras personas y la naturaleza. Dichos cambios de actitud y comportamiento consecuencia natural de las experiencias transpersonales… La espiritualidad de esta naturaleza, basada en la revelación personal directa, se producen clásicamente en las ramas místicas de las grandes religiones y en sus órdenes monásticas, mediante la meditación, los cantos y plegarias repetitivas, y otras prácticas para inducir dichos estados traspersonales de la mente. Hemos visto en muchas ocasiones que las experiencias espontáneas en las emergencias espirituales tienen un potencialsemejante si se producen en un contexto de apoyo y comprensión. (6)
La emergencia espiritual
Christina y Stanislav distinguen entre un emerger y una emergencia espiritual en función de la rapidez y la intensidad de un cambio radical de conciencia que puede experimentar una persona utilizando o no psicoactivos. Para ellos un emerger espiritual se define como «el proceso de despertar espiritual» tan sutil y gradual que prácticamente resulta imperceptible:
«Tras un periodo de meses o años, una persona mira hacia atrás y se da cuenta de que se ha producido un cambio profundo en su comprensión del mundo, valores, normas éticas y estrategias vitales. Este cambio puede iniciarse con la lectura de un libro que contiene un mensaje tan claro y convincente que es imposible ignorarlo. A uno le queda un anhelo por conocer y experimentar más; luego, coincidiendo con ello, el autor del libro visita la ciudad para dar una conferencia. Lo que lleva a la persona a asociaciones con otras personas que comparten su emoción, luego ald escubrimiento de otros libros y a asistir a más charlas y talleres. Ha empezado el viaje espiritual…» (6)
Por contraposición, una emergencia espiritual ocurre cuendo el emerger espiritual es muy rápido y espectacular «y lo que es un proceso natural puede convertirse en una crisis».
Variedades de la emergencia espiritual
Según describen los Grof, las personas que sufren tales crisis se ven bombardeadas con experiencias internas que cambian de un modo abrupto sus viejas creencias y su modo de vivir, por lo que sus relaciones con la realidad varían con rapidez. Entre los casos que han estudiado en el decurso de sus prácticas terapéuticas, citan las siguientes experiencias como detonantes de una emergencia espiritual:
– Episodios espontáneos de conciencia unitaria (experiencias cumbre)
– El despertar de la Kundalini
– Experiencias de casi-muerte
– Emergencia de «recuerdos de vidas pasadas»
– Crisis chamánicas
– Despertar de la percepción extrasensorial (apertura psíquica)
– Comunicación con espíritus guías y canalización
– Experiencis de encuentros con Ovnis
– Estados de posesión
– Adicciones (ver más al respecto en Adicción y tratamientos)
La tormentosa búsqueda del Ser fue escrito precisamente con la intención de ayudar a las personas que atraviesan por alguna emergencia espiritual, pero es evidente que también resulta una guía básica para quienes exploramos los estados no ordinarios de conciencia con ayuda de sustanias psicoactivas y sin ellas. (Ver más eal respecto en Cartografía de la experiencia psicoactiva)
Christina Grof fundó en 1980 la Red de Emergencia Espiritual para asistir a las personas que atraviesan por tales trances y para formar terapeutas que puedan apoyarlos. Actualmente ha crecido hasta convertirse en una organización internacional que ofrece asistencia terapéutica en diversos países, educación e información par las personas que pasan por un proceso de transformación, así como para sus familias, amigos y profesionales que les rodean.
Para mayor información, contactar con The Spiritual Emergence Network / Center for Psychological & Spiritual Health (CPSH) http://www.cpsh.org/ y leer: Grof, Christina y Stanislav: La tormentosa búsqueda del Ser, Los libros de la liebre de marzo, Barcelona, 1990.
- La Teoría de Psicosíntesis
720 sesiones con plantas y alcaloides visionarios: los experimentos del Dr. Salvador Roquet |
Se cree que desde tiempos inmemoriales los indígenas de la zona de Oaxaca han venido realizando un desahogo semipúblico que los psicoanalistas mexicanos de la época jipi dieron en llamar narcoanálisis: «se le preparaba al paciente una infusión de beleño, peyote, hongos alucinantes y después de beberla, como dice el Fraile Beneficiado de Atenango, Don Hernando Ruiz de Alarcón: ‘soltaban la lengua, decían cosas muy peores y dizque luego se confortaban con tal hechicería’.» (11) Se supone que la potente mezcla de psicoactivos provocaba algún tipo de catarsis. El bebedor relataba sus conflictos y confesaba todos sus delitos sintiéndose después muy aliviado.
Hace más de 30 años, un psiquiatra mexicano tuvo la extravagante idea de retomar las bases de este tipo de análisis para fundirlas con el conocimiento psicoanalítico de Occidente. Todo comenzó en el transcurso de una velada guiada por la mítica María Sabina. El doctor Salvador Roquet, quien hacía algunos años había realizado diversas labores de salubridad y asistencia pública entre los mixes de la Sierra de Oaxaca, fue iniciado en las técnicas chamánicas que involucraban el manejo de plantas sagradas. Poco después, en noviembre de 1967, en la calle de Monterrey 132, en la Ciudad de México, Roquet llevó a cabo la primera sesión de una nueva terapia que tomaría el nombre de psicosíntesis.
Según sus propias palabras: «No se trataba de repetir lo hecho por diversos y muy respetables investigadores. Se trataba de aprovechar las extremadamente ricas posibilidades que ofrecía la etnobotánica de mi país, asimilando e integrando prácticas indígenas milenarias a la ciencia psiquiátrica moderna, con el respeto que ambas merecen.» (11) Se supone que Roquet trabajó con más de 1,700 pacientes, obteniendo una respuesta favorable al tratamiento en un 85% de los casos; cifra que contrasta con el bajo promedio de la psicoterapia clásica y sus altos costos.
Aunque ya antes y simultáneamente algunos psiquiatras como Timothy Leary, Allan Wats, Richard Alpert, John Lilly y Stanislav Grov, habían experimentado con psicodislépticos sintéticos como LSD, ketamina, psilocina y psilocibina, la innovación que introdujo Roquet fue la de usar estos psicoactivos junto con la administración drogas orgánicas: hojas de la pastora (Salvia divinorum),semillas de ololiuqui (Rivea corymbosa e Ipomea violacea); hongos psicoactivos (Psilocybe mexicana, Psilocybe Caerulescens y Stropharia cubensis); peyote (Lophophora williamsii); toloache (Datura inoxia); y ayahuasca (Banisteriopsis caapi o Banisteriopsis inebrians con Psychotria viridis).
Es decir, mientras que sus colegas usaban los alcaloides químicamente sintetizados de estas plantas, el doctor Roquet utilizaba las plantas completas que tienen otros alcaloides menos conocidos (y seguro algunos todavía no descubiertos), administrándolos junto con otras drogas sintéticas como la ketamina y la MDMA, mediante técnicas chamánicas de manejo energético y de grupos. Otra novedad del psiquiatra mexicano fue la introducción de escalas axiológicas, las llamadas Tablas de Hartman basadas en el concepto de amor universal, para cuantificar el avance de sus pacientes en una época en la que todo profesional ortodoxo se había propuesto excluir cualquier juicio de valor de la terapia psicoanalítica o psiquiátrica.
Cada paciente debía acudir a un total de 12 sesiones colectivas al año. El tipo de droga que se le administraba al sujeto cambiaba en cada experiencia, dependiendo de su antigüedad y de sus progresos. Por lo general, todos comenzaban con psicodislépticos «pobres en alucinaciones y ricos en vivencias y asociaciones» como las semillas de ololiuqui y la MDMA; continuaban con los de potencia intermedia como la ketamina que «permiten aflorar vivencias encubiertas», para finalmente acceder a los más potentes en alucinaciones como peyote, ayahuasca, hongos y LSD; justo cuando «el paciente ha logrado cambios de interés en su personalidad y ha adquirido un entrenamiento que le permite una apertura y una posición receptiva en el proceso de la terapia.» (11)
Independientemente de las drogas en cuestión, la terapia colectiva se antoja alucinante por sí misma. Las sesiones tipo maratón ¡duraban 22 horas en promedio! 22 horas en las que un grupo heterogéneo de 15 a 35 pacientes cuyas edades fluctuaban entre los 15 y los 80 años, lograban una especie de catarsis colectiva con ayuda de un visionario y la guía de Roquet y sus asistentes.
Se supone que «viajes trascendentales y místicos» eran la pauta común y ello posibilitaba «el logro del amor del paciente con el mundo externo y con él mismo y la consecución de ese amor: la relación armoniosa del hombre con sus semejantes y consigo mismo…» según Roquet, al final de cada sesión: «la emotividad y la sensibilidad son extremas en tal forma que hacen experimentar el amor como condición esencial para la vida, y por lo tanto, como meta y objetivo a alcanzar en ésta… el emerger del amor será entonces vivenciado, y concientizado como objetivo único del vivir, de uno, de dos y de todo ese conglomerado que es en sí esta humanidad.» Estas aseveraciones están plenamente respaldadas por los testimonios de muchos pacientes que relataron excursiones psíquicas como estas:
[…] me di cuenta de un hecho insólito, sentía que a pesar de no ser una entidad definitiva y de estar cambiando a cada instante, formaba parte de una energía y de un plan que se había fraguado en algún lugar del universo y esa energía, estaba trabajando en mí, moldeándome, amasándome, convirtiéndome en átomos y moléculas sueltas que se volvían a unir, produciendo diferentes sustancias… (11)
[…] yo tenía ante mí dos universos, dos poderosas tentaciones y me era dado elegir entre ambas: la primera, mi hermosa, segura y tibia cápsula a través de la cual yo podía contemplar la segunda: el espacio abierto, libre, infinito y atractivamente luminoso. Llegado el instante no dudé en elegir. no me sedujo la tibieza y la sobreprotección y di un paso hacia la luz y elegí voluntariamente la vida, me decidí a nacer por mí mismo y contraje entusiasmado y lleno de orgullo el maravilloso privilegio de ser hombre… (11)
Con base en todas estas experiencias, Salvador Roquet y Pierre Fraveu desarrollaron una auténtica tesis filosófica sobre la razón de ser del humano en este planeta que bautizaron como «teoría de la personalidad en la terapia de psicosíntesis». Esta teoría postula que la energía universal, el prana de los vedas, existe innegablemente y por lo tanto, el hombre como manifestación de esa energía es inmortal. Amor, dios y energía universal son un mismo concepto y los problemas mentales, especialmente la neurosis, se reducen a problemas de amor, «amor que es energía, vida y salud… el no logro del amor, el no poderlo alcanzar, realizar, implica por lo tanto enfermedad.»
Otros problemas mentales se derivan de la no aceptación de la muerte y del anhelo de subsistir. «El hombre es presa de la angustia existencial y este miedo a morir lo conduce al miedo de vivir, porque el vivir lo expone al morir». Debido al miedo y a la falta de amor «el ser humano tratará; de eludir el sufrimiento y el dolor, pretensión que lo llevará a querer no sentir o por lo menos disminuir su sentir, bloqueando o limitando su sensibilidad; pero al bloquear ésta, se está deteniendo una de las dos ramas o raíces del origen del amor y por lo tanto éste es limitado en su desarrollo, distorsionándolo e impidiéndolo.» (11) [Ir a las «Conclusiones» completas, último capítulo del libro de Salvador Roquet y Pierre Favreau: Los alucinógenos: de la concepción indígena a una nueva psicoterapia]
Roquet mantenía la hipótesis de que existen cuatro niveles posibles de experiencias con psicoactivos visionarios. En el primer nivel, el más superficial, se tienen distorsiones perceptivas menores; en el segundo nivel se puede lograr cualquier estado místico profundo descrito en la literatura o simplemente escapar de los problemas propios con fantasías placenteras, pero independientemente de cual sea el contenido de la experiencia, no dará como resultado ninguna reorganización de la personalidad y no suele desembocar en una intuición o conocimiento verdadero y por el contrario, parece preservar la estructura adaptativa de la psique. El tercer nivel es el de la ansiedad existencial y suele verse acompañado por recuerdos de la infancia, la sensación de una confrontación inminente con la muerte y una abreacción y una catarsis intensas. El cuarto nivel es el más profundo y se caracteriza por experiencias de muerte y renacimiento donde la personalidad queda totalmente detenida, se pierden todos los puntos de referencia anteriores y se produce una reorganización profunda.
Según Roquet sólo en este último nivel tienen lugar experiencias verdaderamente místicas o que transforman realmente la vida. Es por eso que alcanzar experiencias del cuarto nivel se consideraba básico para una terapia con éxito y constituía el objetivo de la psicosíntesis: «sintetizar una personalidad sana mediante las cualidades integrativas de dichas experiencias». (1)
¿Qué resultó de todo esto? En 8 años de trabajo, se realizaron 720 sesiones con notables e inusuales índices de éxito dentro del marco de la psicología y psiquiatría contempoáneas que concluyeron abruptamente en agosto de 1974, cuando la clínica del doctor Roquet fue clausurada por las autoridades mexicanas con lujo de violencia. El doctor y sus colegas fueron acusados de provocar cuatro casos de psicosis en el transcurso de sus terapias psicosintéticas con enteógenos. Roquet y sus colegas dijeron al respecto:
Uno de estos casos, supuestamente hospitalizado en estado grave de psicopatología, salió de su casa con sus cinco hijos sanos y alegres, para manifestar que su último disco de clavecín acababa de grabarse y salir al mercado. Gracias a Dios… en cuanto a los otros tres, efectivamente psicóticos, -que fueron traídos por sus familiares con la desesperación debida- se trata de casos de psicosis crónica, anteriormente diagnosticados, tratados sin ningún resultado y abandonados por eminencias (toda proporción guardada) de la psiquiatría. Pudimos curar a uno y mejorar a otro. Para el tercero, tenemos que reconocerlo, nuestra terapia no fue más efectiva que la de nuestros estimados colegas. (11)
El asunto fue tan sonado que el doc y sus colaboradores fueron a dar a la Cámara de Diputados. Durante una de las comparecencias, un grupo de psiquiatras y terapeutas estadounidenses manifestó al gobierno mexicano que «si al Dr. Roquet se le da libertad para continuar con sus exitosas terapias e investigaciones, con psicodislépticos, la Ciudad de México bien podría convertirse en la capital psicoterapéutica del mundo.» Al doctor no se le dio la oportunidad. Su clínica fue definitivamente cerrada y existe la gran duda sobre qué hubiese pasado si la psicosíntesis hubiese cobrado carta de naturalización entre los mexicanos…
Uno de sus discípulos, el estadounidense Richard Yensen, dice de él en el prólogo de su biografía:
Salvador era notable por su aliento, por su sinceridad, por su valor y por su sabiduría. Era filósofo y médico, clínico genial, humanista y sinérgico, que podía combinar muchos niveles de estimulación tan diestramente como un arquero Zen parte en dos con su segunda flecha la primera que lanzó. Salvador estaba profundamente preocupado por el bienestar de los seres humanos sin importar sus diferencias raciales, étnicas y religiosas y podría comunicar este interés en una forma profundamente elocuente, motivada a todos los que se molestaban en escucharlo… Las técnicas desarrolladas por Roquet son revolucionarias más allá de los estrechos confines de la psiquiatría y la psicología: son un tratamiento para el corazón y el alma del paciente, no sólo para su mente. (18)
Yensen, profesor e investigador de prestigiadas universidades estadounidenses como Harvard y Maryland, miembro de la Asociación Americana de Psicología, de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia y de la Academia de Ciencias de Nueva York, fue uno de los especialistas que testificó en favor de Roquet ante el Tribunal Superior de Justicia de México y la Cámara de Diputados. Gracias a sus testimonios y los de otros colegas suyos, así como los de varios pacientes de Roquet, finalmente fue liberado después de cumplir nueve meses de prisión, aunque nunca más pudo volver a llevar a cabo una práctica libre y abierta con los psiquedélicos.
En otra obra suya, dice Yensen:
Considero a Roquet un clínico genial, controvertido y a menudo incomprendido, lo cual es de lamentar porque gran parte de su trabajo era de naturaleza tan avanzada que ha sido objeto de las peores distorsiones en la prensa popular, y hasta hoy en día es poco comprendido, incluso entre los investigadores psiquedélicos. Sin embargo, estoy orgulloso de haber tratado a este hombre como colega, amigo y maestro. (19)
(Ir a las «Conclusiones», último capítulo del libro de Salvador Roquet y Pierre Favreau: Los alucinógenos: de la concepción indígena a una nueva psicoterapia)
[*Tip para cualquier estudiante de psicología o psiquiatría que quiera titularse haciendo una tesis interesante y de utilidad pública: las 720 sesiones están grabadas en cintas magnetofónicas y, junto con el archivo correspondiente a 1,700 pacientes, constituyen un material de investigación bastante rico.]
- Terapias experimentales

Richard Yensen es uno de los contados científicos que tiene licencia oficial para estudiar sustancias psicoactivas en la actualidad. Recientemente ha escrito Hacia una medicina psiquedélica, un libro donde relata el resultado de sus principales estudios y a la vez ofrece una síntesis panorámica de los trabajos anteriores de otros de sus colegas en el mismo campo.
Yensen es doctor en psicología y fue discípulo de Salvador Roquet gracias a lo cual tuvo oportunidad de asistir a algunas veladas con hongossdirigidas por la chamana mexicana María Sabina, quien según sus palabras, «fue capaz de trascender barreras culturales y lingüísticas» para influir profundamente en su concepción del esfuerzo curativo:
Mis intercambios con ella abrieron mi consciencia sobre el papel sanador del chamán y la importancia de la ceremonia, la fe y la dignidad del proceso de acompañar a la gente a lo largo de su viaje psiquedélico. Mi aprecio por María Sabina me ha conducido a explorar el chamanismo que considero el paradigma más importante para utilizar los psiquedélicos ya desarrollados por los seres humanos. (19) (Ver más al respecto en el apartado de «hechos interesantes» de la página de hongos psicoactivos)
Yensen también ha sido colabrorador de Snanislav Grof a quien reconoce como el aportador de un pardigma excepcional para entender las experiencias con psicoactivos dentro del pensamiento científico occidental, sin embargo dice que su visión holotrópica refleja una perspectiva demasiado optimista de los mecanismos intrínsecamente curativos liberados por medio de los estados modificados de consciencia, perspectiva que él no comparte del todo:
Por un lado, la modalidad de terapia holotrópica no se centra directamente en las resistencias, sino que, por el contrario, se basa en los propios efectos de un estado modificado de consciencia para erosionar la resistencia y la defensa, lo que conduce a una actitud que contempla los psiquedélicos como intrínsecamente terapéuticos: si no se produce la resolución del problema psicológico en una sesión, entonces está indicada otra. Se trata de una formulación valoisa, puesto que permite que evolucione y se desarrolle la relación terapéutica, pero es débil ya que ignora la posibilidad de un punto muerto en el proceso curativo y en consecuencia, no se subraya la necesidad de habiliadades terapéuticas para interpretar el material surgido a partir de una sesión psiquedélica. (19)
Preocupado por la eventual posibilidad de estos «puntos muertos» dentro del proceso terapéutico y buscando cómo trasponerlos, Yensen ha desarrollado sus propias aportaciones resumidas en la Terapia Perceptual Afectiva (TPA) y englobadas en lo que él denomina la «medicina psiquedélica».
Terapia Perceptual Afectiva
Al observar que en otras culturas el chamán suele utilizar percusiones y cantos para producir y trabajar con estados modificados de conciencia, Yensen, como Roquet, también decidió utilizar las herramientas tecnológicas dentro de sus propias terapias para modificar el sensorium, descrito como «un espacio en el que ubicar la conciencia». Mediante un ordenador que controla un equipo audiovisual que en ocasiones está conectado con diversas pantallas a la vez, Yensen utiliza «la capacidad para disolver el tiempo y el espacio mediante el uso de imágenes y sonidos apropiados para comunicar con el mundo afectivo». (19)
Por medio del acceso, a veces aleatorio, a grandes bancos de información audiovisual contenidos en CD ROM, durante la TPA le es posible contar con una amplia colección de música clásica, afectos de sonido, música folklórica, étnica, contemporánea y demás, en conjunción con la proyección de diapositivas y películas dentro de la misma sala de terapias.
El objetivo de esta modificación de los estímulos sensoriales consiste en «mejorar la rememoración de recuerdos reprimidos y aumentar la intensidad de los sentimientos asociados». Según explica el propio Yensen:
Los estímulos del entorno se seleccionan para intensificar y establecer un paralelismo con los sentimientos e ideas expresadas por la persona cuando ésta hace libres asociaciones. El profesional escucha el componente afectivo de la comunicación y lo imita en la selección de estímulos. Este método crea un campo perceptivo que complementa, y por tanto, amplifica los sentimientos. El utilizar el entorno de este modo también parece facilitar la emergencia de material transpersonal integrativo de profundos ámbitos de la psique. Al seleccionar música e imágenes con sensibilidad adecuada es posible entablar un diálogo con el inconsciente de alguien en sus aspectos creativos e integrativos, así como en los desintegrativos. El diálogo ahonda la relación y aumenta la transferencia. (19)
Yensen ha explorado el uso de este sensorium o entorno audiovisual como instrumento para mejorar la relación terapéutica de siete modos básicos y complementarios:
1) como modo de producir un estado modificado de conciencia y modular su intensidad;
2) como instrumento de diagnóstico proyectivo que emplea multitud de estímulos ambiguos;
3) como modo de explorar mecanismos de defensa de la persona;
4) como instrumento para provocar o amplificar una experiencia o emooción particular;
5) como modo de proveer y facilitar un entorno de apoyo en el que una experiencia ya liberada pudiera desplegarse y desarrollarse de otros modos con mayor profundidad;
6) como modo de definir un entorno especializado en el que se favorezca una liberación afectiva intensa; y
7) como medio de facilitar la emergencia de material preconsciente e inconsciente, incluso en individuos que se resisten. (19)
La TPA pone énfasis en la integración del conocimiento y de las intuiciones interiores que se producen durante un estado modificado de conciencia, ya que algunas experiencias son lo suficientemente intensas por sí mismas como para provocar y elaborar una reorganización de la personalidad, «si se permite al paciente integrar las experiencias sin que se vean acompañadas de una inflación o deflación narcicistas». La clave está en que la persona sea «capaz de aceptar la experiencia directa del material del inconsciente colectivo sin sentirse separado de los demás, ni insignificante frente a las cualidades sobrecogedoras y desbordantes de la experiencia». (19)
Medicina Psiquedélica
Richard Yensen propone crear una nueva disciplina, la Medicina Psiquedélica, cuyo fin sea estudiar las drogas psiquedélicas y que a la vez sirva «como antídoto al efecto cegador de la represión oficial sobre la investigación y al reduccionismo opresor de las especialidades actuales«. Desde su perspectiva, este nuevo campo de estudio debe ser interdisciplinar y no una simple especialización de la medicina académica:
Con el fin de estudiar de un modo adecuado estos compuestos únicos y poderosos, propongo una síntesis de los múltiples campos académicos reunidos en una nueva disciplina que pueda abarcar la práctica clínica, la investigación y el estudio relacionados con el uso de las substancias psiquedélicas como medicamentos. Medicina psiquedélica parece el nombre más apropiado y descriptivo para esta nueva disciplina cuyo centro es «el estudio de cómo el uso adecuado de los enteógenos puede ser de continuo beneficio para la humanidad»… El propósito es estudiar los efectos de las substancias psiquedélicas o enteógenas, sean naturales o sintéticas, sobre la conciencia humana de modo interdisciplinar. Los estudiosos de este campo examinarían los efectos con todos los medios disponibles. (19)
Este investigador y pionero de la medicina psiquedélica advierte que no es realmente nueva sino que se trata de la resurrección actual de una antigua disciplina, ya que proviene del conocimeinto de las raíces históricas de la terapia enteógena practicada por los sanadores nativos de América y de otros pueblos, los chamanes:
Esta investigación debería llevarse a cabo con una óptica abierta y la consciencia de que estos compuestos han sido considerados sagrados a lo largo de la historia, lo cual puede parecer poco científico a primera vista. No obstante es muy importante puesto que las lecciones de la historia y de la antropología nos han trasmitido que sólo las culturas capaces de mantener esta posición respetuosa han hecho un uso eficaz de los psiquedélicos. (19)
El objetivo de la medicina psiquedélica, según lo describe Yensen, sería el de:
Ayudar a los individuos a que descubran el sentido de su existencia, lo cual produce una sanación emocional complementaria a la sanación física que puede ofrecer la terapia tradicional. La medicina psiquedélica, al dirigirse a la historia completa de la vida del paciente como contexto significativo para la sanación, es básicamente holística en su teoría y en su práctica. Intenta producir la armonía más profunda posible entre la mente, el cuerpo y el espíritu y, ya que tiene un alcance más amplio sobre la naturaleza humana, la medicina psiquedélica es a menudo útil en los momentos en que los remedios de la medicina alópata se han agotado y el pronóstico es terminal. (19)
Dice Yensen que para aceptar la Medicina Psiquedélica hace falta un cambio de paradigma en la ciencia:
Se entiende por paradigma el marco de referencia que organiza el proceso de pensamiento y que orienta de manera hermética la percepción de los investigadores en el campo definido por este paradigma. Por esa razón, el paradigma mismo sólo puede ser apreciado de manera clara cuando es sustituido por otro, generalmente más global. Hasta que se produce una ruptura epistemológica, el principio totalizador no puede ser visto o cuestionado en forma definitiva… (15)
Y asegura también que lo que le ha faltado al enfoque científico occidental al estudiar los psiquedélicos «es el asombro y humildad necesarios para enfrentarse a una dimensión completamente nueva» en el estudio de la mente y de la conciencia humanas:
El asombro, la maravilla y la libertad mental, la descripción a corazón abierto de las experiencais humanas de todas las partes implicadas en el viaje psiquedélico a la cualidad de la mente del principiante, es lo que debe utilizarse para iniciar un nuevo estudio científico de la conciencia… Estos conocimientos nos conducirán, a su vez, al desarrollo de unos instrumentos analíticos y a unos nuevos métodos de investigación que reflejen y mejoren el detalle del cuadro emergente de la humanidad y su relación con el cosmos. (19)
En el Maryland Psychiatric Research Center, se hicieron una serie de estudios con LSD como complemento terapéutico en casos de alcoholismo, adicción a los narcóticos, neurosis, depresión y ansiedad en pacientes terminales afectados con cáncer. No obstante, encontraron que esta sustancia, aunque prometedora, no era para todo tipo de pacientes y requería un entrenamiento especializado por parte de los terapeutas. Además «la desafortunada fama de la LSD, fruto del abuso de la sustancia y los controvertidos informes sobre sus falsos peligros, empezaron a crear dificultades a la hora de poder tener pacientes dispuestos y alteraron de un modo desfavorable las expectativas de éstos». Y esta situación condujo a los investigaciones del Maryland Psychiatric Research Center (MPRC) a «la búsqueda de otros compuestos que pudieran poseer alguna de las ventajas terapéuticas de la LSD y que carecieran de sus desventajas». (19)
A Yensen y su equipo les llamó la atención un trabajo piloto de Claudio Naranjo y sus colegas con MDA, quienes informaron que este psicoactivo podía ser útil como complemento en psicoterapia porque provocaba «el aumento de los efectos del insight y de los sentimientos, en dosis de 40 a 150 mg en un entorno adecuado». Naranjo sugería que el MDA podía proporcionar el impacto terapéutico de la LSD disminuyendo drásticamente las distorsiones de la percepción y las reacciones de pánico. Según relata Yensen, estas observaciones le condujeron a estudiar el MDA junto con otros de sus colegas del MPRC.
La investigación se llevó a cabo con 10 pacientes externos diagnosticados como «neuróticos» a los cuales se les trató con psicoterapia asistida con MDA. Estas son las cuestiones que se plantearon al comenzar:
a) ¿Puede el MDA y la terapia breve intensiva producir una mejora significativa en la población neurótica ambulatoria)
b) ¿Puede el MDA ser administrado a esta categoría de pacientes de forma ambulatoria sin reacciones adversas?
c) ¿Cuáles son las relaciones de las respuestas a las dosis a esta substancia cuando se utilizan como complemento terapéutico?
d) ¿Son los resultados, si se dan, estables en un periodo de seis meses? (19)
Los diez pacientes fueron tratados durante un periodo de 2 a 6 meses como pacientes externos. A lo largo del tratamiento, cada paciente recibió entre 2 y 4 administaciones de MDA La dosis inicial en todos los casos fue de 75 mg y a juicio del terapeuta se iban incrementando hasta un máximo de 200 mg. El máximo de horas de terapia por paciente fue de 75 y la duración media de las sesiones en las que se administraba la sustancia fue de 8 horas. Se obtuvieron valoraciones psicométricas antes y después del tratamiento y a los seis meses de haber terminado se realizaron de nuevo valoraciones de seguimiento.
Todas las sesiones se llevaron a cabo en una zona de tratamiento especialmente decorada, contando con eqipo de sonido: «Estas habitaciones se habían diseñado para proporcionar una cálida atmósfera casera con un sofá en el que los pacientes podían estirarse. A éstos se les alentaba a ponerse un antifaz durante el tiempo, algunas horas, que duraban los efectos más intensos». Se ponía música, especialmente seleccionada «para proporcionar un apoyo no verbal, continuidad y para mejorar la experiencia global del paciente». Siempre estaban presentes dos especialistas, el terapeuta principal y el coterapeuta, de sexo opuesto, «para proporcionar a los pacientes la oportunidad de proyectar y relacionarse con los dos sexos, cuando estaban en un estado modificado de conciencia». Los terapeutas llevaban ropa informal «para fomentar un ambiente abierto, relajado, y para mitigar la distancia interpresonal». Después de la sesión el paciente era confiado a un pariente o amigo que lo acompañara a casa.
Yensen, Di Leo, Kurtland y asociados, encontraron que la MDA fue «bien tolerada sin que se observaran complicaciones importantes o efectos secundarios». A los seis meses de finalizar la terapia, se pedía a cada paciente que regresara al centro para entrevistas de seguimiento que se llevaban a cabo por dos miembros del equipo y un asistente social independiente. Las escalas de valoración medían el ajuste interpersonasl, el ajuste residencial y el ajuste laboral.
De acuerdo a la valoración global de los investigadores, los resultados:
revelan un número de coincidencias confirmatorias entre las escalas de puntuación clínica y los test psicométricos en el sentido de un funcionamiento mejor después del tratamiento. El análisis de los adtos indica que los cambios en la personalidad, fruto del empleo de esta modalidad terapéutica son, en conjunto, duraderos durante un periodo mínimo de 6 meses. […] Desde un punto de vista clínico, se obtuvo la impresión de que la psicoterapia y el uso complementario de MDA parecían facilitar la mejora de dichos pacientes. La observación se veía apoyada por una significativa reducción en las puntuaciones de las evaluaciones psicométricas que miden la depresión, la ansiedad y los rasgos obsesivo-compulsivos. También eran alentadoras las medidas que valoraban la sensación de bienestar y la autorealización. (19)
Yensen realiza además algunas valoraciones personales sumamente interesantes en sus notas clínicas donde hace referencia a los cambios observados con MDA en dosis bajas y en dosis altas, así como las diferencias y similitudes que encuentra con respecto al uso de LSD:
Nuestra esxperiencia inicial con dosis bajas confirma la observación de C. Naranjo en el sentido de que sale a la palestra material de la historia personal del paciente durante un periodo de acción de la substancia. El revivir experiencias de la infancia parece tener una calidad única bajo los efectos del MDA. Además las funciones del ego restan intactas y proporcionan un sentido de perspectiva que a veces falta en el mismo tipo de experiencia bajo los efectos de otros psiquedélicos (LSD o DPT). El paciente mantiene a la vez una conciencia de la realidad presente y del hecho de que se trata de una experiencia del pasado. Los pacientes son capaces de utilizar este nivel de dosis para una amplia exploración de los orígenes históricos personales que se plasman en los rasgos de personalidad actuales. Con menos frecuencia los pacientes experimentan alguna visión simbólica o arquetípica que describe sus conflictos en un nivel más abstracto y universal. Con menor frecuencia aún se informa de algunas experiencias cumbre, normalmente tras confrontar y trabajar en un área de conflicto. El nivel de dosis baja exige la máxima motivación del paciente y una mínima resistencia para llegar a estos efectos, tal vez adecuadamente descrita por la afirmación de que, en este nivel de dosis, el MDA parece invitar a la exploración interior en contraste con la LSD que la exige. (19)
Por el contrario, dice Yensen que las dosis altas de MDA parecían, al menos externamente, idénticas a dosis altas de sesiones con LSD:
Los pacientes tenían la tendencia a estar más absorbidos en el despliegue de las experiencias internas, menos verbales, y eran más propensos a catarsis internas. Se informaba con más frecuencia de visiones y las experiencias místicas trascendentales aumentaron en frecuencia e intensidad […] Por regla general se observó que los pacientes podían ser llevados suavemente a estados modificados de conciencia con un aumento progresivo de dosis de MDA. Utilizado de este modo, se observó que el MDA facilita una transición más suave, de menores a mayores efectos psiquedélicos. A este respecto, debemos considerarlo como una ayuda útil para enseñar el arte de «soltarse» o «perder el control», habilidades que son necesarias para recuperar material normalmente excluido de la conciencia. Los pacientes neuróticos de este estudio, que podían ser susceptibles a reacciones de pánico con el uso de una substancia como la LSD, no experimentaron ninguna. En resumen, el MDA parece ser muy adecuado para la facilitación del insight terapéutico sin efectos perturbadores […] cuando se aplica en el contexto descrito. (19)
En los voluminosos libros PHIKAL y THIKAL, escritos por los esposos Shulguin, Alexander que es químico, enseña cómo sintetizar varias drogas psicoactivas y Ann que es terapeuta, enseña cómo utilizar algunas estas drogas en el contexto de la psicoterapia.
Ann se había especializado en «guiar intuitivamente» experiencias con MDMA (éxtasis) para ayudar a las personas a esclarecer sus problemas, cuando conoció a la psicóloga Audrey Fenn Redman en 1980. Audrey tenía un problema personal con su «sombra» (en términos de la psicología jungiana) y Ann le ayudó a resolverlo con ayuda de la MDMA.

Tan convencida quedó la psicóloga de la utilidad de este psicoactivo, que le ofreció a Ann que trabajasen juntas como co-terapeutas para realizar «Intensivos» de 6 horas con personas a quienes previamente había tratado Audrey por lo menos 6 mese antes en psicoterapia convencional.
En el capítulo 14 de THIKAL Ann describe con lujo de detalles su primer Intensivo con Audrey para dar una pauta a todos los terapeutas interesados en experimentar por su cuenta y riesgo con este psicoactivo, cuya posterior inclusión en la Lista I de sustancias prohibidas a nivel internacional, no ha truncado sus excelentes perspectivas como agente terapéutico, sino que las ha marginado a la clandestinidad.
Dan, fue el paciente del primer Intensivo Shulguin-Fenn. Estos son los antecedentes de Dan, según Audrey se los resumió a Ann:
Es un ingeniero próximo a los cuarenta años y trabaja como resolvedor de problemas de una gran compañía con varias sucursales en todo el país [Estados Unidos]. Tiene que volar muchas veces. Hace unos meses me dijo que estaba teniendo problemas con sus piernas cada vez que tenía que tomar un avión, y que nunca antes había tenido este tipo de problemas. De hecho se puso tan mal que finalmente tuvo que pedirle a su médico que le prescribiera un analgésico. Me preguntó si esto tenía que ver con lo que estábamos trabajando en la terapia… Su primera queja fue una leve depresión crónica que lo había acompañado por años, con un par de ataques de pánico que reclamaron su atención. Eso fue lo que lo llevo a buscar un terapeuta para tratar de controlar lo que le estaba pasando… Hemos trabajado alrededor de siete meses. No hay nada espectacular en su pasado; en términos generales proviene de una familia grande de clase media de Pensilvania, adoptó el pensamiento paramilitar de su padre, ya sabes, emoción es debilidad, un verdadero hombre no deja ver sus sentimientos, y cualqueir atención al funcionamiento de tu propia mente o psique es una tontería autoindulgente. El tipo de gente que consulta a un psiquiatra sólo cuando algún miembro de la familia corre desnudo por la calle principal gritando que los marcianos lo persiguen… Estábamos trabajando muy bien, particularmente acerca de la relación con su padre… que es director de una escuela primaria… Y entonces, hace unas ocho semanas, comenzó el problema con sus piernas… y este asunto está comenzando a afectar su trabajo porque, como te podrás imaginar, se está poniendo renuente para tomar un avión, y su trabajo depende en gran parte de su disponibilidad de volar… Él dice que siente que hay algo empujándolo por dentro y que el dolor de las piernas es una manera que tiene su inconciente de llamar su atención… No hemos podido encontrar nada seminal respecto a sus piernas durante su infancia… Y es por eso que pensé que tal vez podríamos probar con la MDMA para ver si hay algo allí abajo que pueda ser sacudido y aflojado… (14)
Dan recibió 120 miligramos de MDMA y se le ofreció un suplemento de 40 miligramos más que podría tomar una vez alcanzado el punto máximo de los efectos en caso de que quisiera prolongarlos durante una hora más. Dan tomó la MDMA salió fuera a esperar que le hiciera efecto. Cuando sintió algo diferente, entró a recostarse en un sofá, siguió las instrucciones sencillas de Ann para sumergirse en su inconciente, y cuando Audrey le preguntó cómo estaban sus piernas, de pronto Dan se sentó con los ojos bien abiertos y exclamó «¿Cómo pude haberlo olvidado? ¡Cómo pude!» Ann y Audrey le pidieron que les relatara lo que recién acababa de recordar y esto fue lo que él les dijo:
Puedo verlo pasar justo enfrente de mí, como si hubiera pasado sólo hace unos minutos… El techo cayó… Sin ninguna advertencia. Estabamos sentados allí y el techo cayó sobre nosotros… Era segundo grado… Estaba atrapado debajo de mi escritorio; mis dos piernas estaban atrapadas; no podía sacarlas. Recuerdo que estaba ahogándome en el polvo blanco. Había llantos por todos lados. Creo que yo también estaba llorando. Lo siguiente que supe es que estaba afuera en el patio, y nuestro maestro nos estaba formando -diciéndonos que nos calláramos, que todo estaba bien- y puedo ver el collar amarillo del niño enfrente de mí en la fila. Había rastros de sangre en el collar, y yo estaba viéndolo fijamente sin pensar en nada, simplemente haciendo lo que el maestro nos decía. Creo que estaba en shock o algo. No puedo imaginar cómo llegué allí afuera. Sí, recuerdo que estaba preguntándome ‘¿Cómo salí? ¿Cómo logre sacar mis piernas?’ Todo lo que puedo recordar era estar en el suelo, con mis piernas adoloridas. Nada más, hasta que me encuentro allí mismo, parado en la fila… En todos estos años, desde segundo de primaria, no lo había recordado, ¿Cómo pude olvidar algo así, tan horrible, tan aterrador? ¿Cómo puede ser que algo como esto simplemente desapareciera? (14)
Dan se recostó de nuevo en el sofá y continuó reviviendo escenas posteriores:
Tengo un bendaje en mi cabeza… Puedo oir la voz de mi madre. Estamos en la mesa. Estamos cenando con mi padre – mi padre era el director de esa escuela y eso era una cosa terrible para él también, ese techo cayendo sobre nosotros. Y mi madre está diciendo: ‘Vamos a olvidar todo lo que pasó el día de hoy. No hablaremos nunca acerca de esto, ninguno de nosotros. Ni ustedes niños’ -mi hermana estaba sentada junto a mí, lo recuerdo- ‘ni su papá, ni yo. No se gana nada con estar hablando de esto una y otra vez. Después de hoy será como si nunca hubiera pasado. Todo estará bien, si sólo lo dejamos fuera de nuestras mentes.’ (14)
Dan recordó palabra por palabra la programación infantil de su madre durante su niñez y continuó relatándoles a Ann y Audrey los detalles de su trauma original gracias a su memoria recién abierta por intervención de la MDMA. Las co-terapeutas le hablaron acerca de la tremenda energía de los recuerdos suprimidos que permanece en la psique y en el cuerpo; y Dan se dio cuenta de la importancia de expresar sus emociones y sentimientos abiertamente, pues si hubiese hablado de aquella caída del techo una y otra vez, hasta agotarse y aburrirse del tema, habría liberado poco a poco la energía del miedo, la sensación de estar atrapado, el sock, el enojo, la impotencia y todo lo que sentía, hasta que todo aquello se hubiera disipado.
Según cuenta Ann, después de esta sesión en la que Dan recordó esto y pudo asimilarlo, la próxima vez que se subió a un avión ya no experimentó ningún dolor en sus piernas y poco después Audrey lo dio de alta y no hubo necesidad de que volviera a tomar MDMA: «Ni él lo pidió, ni nosotras lo sugerimos. Le abrió lo que necesitaba ser abierto, y le permitió liberarse de una sutil ansiedad que había sido una presencia constante en su vida durante décadas. Nos dijo que estaba inmensamente agradecido… Después de un año se enamoró de una colega de la oficina principal de su compañía, lo último que supe de él fue que se casó y estaba esperando su primer hijo. Sus piernas nunca más le dieron problemas.»
Después del relato de este su primer Intensivo, Ann Shulguin da cuenta de su experiencia terapéutica bajo el sugerente subtítulo de «Reviviendo un antiguo arte»:
En los siguientes dos años Audrey y yo desarrollamos nuestra propia manera de hacer los Intensivos. No teníamos ningún modelo conocido (excepto, claro, el de nuestra experiencia conjunta); llegamos a oír de varios (innombrables) otros haciendo trabajos de esta clase, pero ninguno de estos terapeutas están publicando tampoco, así es que no teníamos a nadie a quién pedirle consejo. He de admitir que esto no nos causa ninguna preocupación; estamos desarrollando confianza en nuestras habilidades y creemos que nuestro sistema trabaja excelentemente bien.
Las dos aprendemos con cada sesión… con el tiempo nos hemos dado cuenta de que esta clase de procesos probablemente es tan vieja como la humanidad; es sólo que los antiguos practicantes lo han llamado de otra manera, y han usado las plantas locales que conocían para abrir sus ojos y oídos internos.
Eventualmente todo nuestro trabajo ha consistido en ayudar a nustros pacientes a confrontar su Sombra (el término usado por Carl Jung) o lado oscuro, que he dado en llamar la Bestia-Superviviente. (14)
Ann explica que esta Bestia-Superviviente es la personificación de todos los impulsos reprimidos desde la infancia. Es la parte del niño que está preocupada únicamente por su propia supervivencia (física y emocional), su confort y su auto-validación. Incluye todo lo que es instintivo, incensurado y «natural». Algunas de estas energías -como el enojo y la frustración- son potencialmente peligrosas para otros y a medida que el niño crece, aprende a ejercer control sobre ellas. Si al niño se le enseña a serntir vergüenza y a verse a sí mismo como «malo», no sólo controlará sus deseos instintivos, sino que eventualmente negará la existencia de esos mismos sentimientos en sí mismo. Moldeada por la aprobación o la censura de parientes, maestros y amigos, esta parte Superviviente, se conforma de sentimientos reprimidos y debido a la culpa, la vergüenza y el auto-rechazo, comienza a asumir la configuración de una Bestia, una cosa oscura terrible, odiosa y temible que hay en el inconciente, y que éste personifica de acuerdo a su propia iconografía personal (una araña, un demonio, un lobo, un gorila, una bestia, etc.) Dice Ann que:
El crecimiento espiritual eventualmente conlleva a una confrontación con la Bestia-Sobreviviente, que a menudo toma la forma de un animal grande y poderoso. La meta es hacer que el paciente encuentre y conozca a esta bestia escondida, que se mueva hacia ella y sienta su naturaleza. Este peldaño en el proceso es una de las cosas más terroríficas que un ser humano puede confrontar, y requiere gran persistencia e inmenso corage…
Ninguna persona debe iniciar el trabajo de confrontar su Sombra sin que su terapeuta le advierta por adelantado que lo que verá y sentirá no es toda la verdad acerca de lo que él o ella es, pero sí una parte esencial e importante. Debe haber mucha discusión previa a la ingestión de una droga acerca de la naturaleza y función de la Bestia-Superviviente. El terapeuta debe enfatizar al paciente la necesidad de sentir compasión por el niño inocente que fue para entender porqué y cómo es que ese niño desarrolló ciertos hábitos de comportamiento y respuestas emocionales a su ambiente, en un esfuerzo por sobrevivir en un mundo para el cual el niño no estaba equipado para controlar o lidiar. (14)
Todas estas explicaciones y seguridades deben tener lugar antes de que el paciente tome la decisión final de entrar a trabajar con la MDMA o cualquier droga psicodélica en las terapias intensivas de Ann y Audrey. Ambas encuentran que esta preparación es esencial, ya que sin ella, la sesión puede desperdiciarse, puesto que «cuando el Superviviente oye pisadas fuera de la puerta tras la cual ha estado escondido durante años para que nadie vea su monstruosidad», uno de los resultados puede ser la ausencia total de efectos del psicoactivo o puede haber una erupción de ansiedad intensa que distraiga la atención del paciente.
Según sus apreciaciones, la diferencia entre la terapia jungiana y la que ellas proponen es que no se trata sólo de ver la Sombra y el aspecto que ésta ha tomado para entenderla, sino que sus pacientes son animados a ir más allá y entrar dentro de la figura y mirar a través de sus ojos:
Cuando un paciente tiene éxito en su confrontación deliberada con su bestia y consigue mirar a través de sus ojos, usualmente su primera respuesta es de asombro debido a una inacostumbrada ausencia de miedo. La segunda apreciación, es una franca sensación de satisfacción debido al sentimiento de enorme poder que caracteriza a esta criatura…
Cuando esta aprte del trabajo se completa satisfactoriamente, el paciente comienza a aprender a aceptar a esta bestia y a entender cómo tomó forma. Gradualmente, la Bestia-Superviviente comienza a transformarse. Con tiempo y apoyo por parte del terapeuta, el paciente se permite sentir más y más compasión por el niño original en el interior del monstruo , la bestia se va desintegrando lentamente hasta que sólo permanece el niño temeroso. El resto del trabajo es una gradual re-parentización y validación del niño, hasta que es capaz de fundirse con el ser adulto.
El Superviviente, de cualquier manera permanece. Cuando se expone a la conciencia, y se le da respeto y eventualmente un poco de afecto, se convierte en el aliado y protector que inicialmente intentaba ser… (En muchas culturas, este aspecto de la psique, cuando es concientemente entendido y aceptado, se convierte en un «animal de poder»). (14)
Shulguin y Fenn utilizan MDMA con pacientes cuidadosamente seleccionados y eventualmente, «con ciertos otros que quieren ir más profundamente en su propio interior», prueban con 2C-B y con mezcalina.. En su opinión, la MDMA es un «abridor emocional y espiritual», que actúa como verdadera «penicilina para el alma», ayudando al paciente a sentirse seguro, rodeado de amor y capaz de recordar y confrontar cualquier cuestión, por dolorosa o terrorífica que parezca, pudiendo comprenderla e integrarla en su conciencia. La 2C-B por su aprte, les parece un «abre entrañas», en el sentido de que «puede abrir las energías más profundas de la mente, y dar acceso a la parte de la persona que se comunica consigo misma a través de imágenes arquetípicas»; mientras que la mezcalina resulta para ellas un «abridor puramente espiritual» que «puede introducir al paciente a un paisaje donde la luz lo inunda todo -gente, plantas y animales- y hay una conexión directa con lo que se llama lo ‘numinoso’.»
Tanto la 2C-B como la mezcalina se reservan para las últimas sesiones terapéuticas de los Intensivos:
En muchos casos, una única sesión de 2C-B se usó como experiencia final para pacientes que habían trabajado duro y valientemente en los campos minados de sus propias mentes inconcientes. Ellos habían usado la MDMA y el estado de tance para examinar y reconocer sus largamente escondidas programaciones de la niñez, y aprendieron como cambiar lo que necesitaban cambiar. Estaban listos para moverse por sí mismos o tal vez para encontrar nuevos maestros en el camino espiritual.
En dos ocasiones la sesión final no fue con 2C-B sino con mezcalina, que era ilegal. Audrey y yo consideramos que esta es una de las más honorables y respetadas Grandes entre las drogas visionarias. La usamos con dos personas que habían alcanzado profundas transformaciones vitales después de muchos meses de intenso y difícil trabajo. (14)
Dice Ann que para hacer este tipo de psicoterapia, es esencial que el terapeuta se mantenga fuera de toda teoría preconcebida y todo sistema de creencias, ya sea psicológico o espiritual, tanto como pueda:
Su actitud debe ser la de un estudiante conocindo una nueva parte del universo, viéndola por primera vez. El paciente es un nuevo mundo, distinto de cualquier otro que haya encontrado previamente, y el terapeuta debe estar listo para aprender el lenguaje simbólico e imaginal peculiar de ese mundo. Tiene que mantener sus ojos y sus oídos abiertos y toda su atención alerta, para que pueda comenzar a vislumbrar las estructuras emocionales y espirituales y las reglas de supervivencia que confieren vida a este único panorama humano. (14)
Estas son las reglas que Ann Shulguin compartió con Audrey y con otros terapeutas que deseen trabajar con MDMA u otras sustancias psicoactivas que estén sujetas a la legislación internacional:
La primera regla es que debes tener la droga al alcance del paciente antes de llegue. Nadie debe ver nunca donde la guardas… Hacer psicoterapia con drogas psicoactivas no es exactamente la corriente principal. Aunque muchos terapeutas lleven mucho tiempo haciéndolo, es algo en lo cual se requiere mucha discresión. Más que discresión. Debe permanecer totalmente secreto, al menos por ahora. Algún día el clima político puede cambiar y podremos hacerlo públicamente, pero no ahora… Así es que cuando tu paciente llegue, tú ya tienes la MDMA en un vaso, y si es su primera vez, le dices que tiene un mal sabor, y que la mayoría de la gente prefiere mezclarla con jugo de frutas. Entonces sirves en el vaso el jugo de frutas que él o ella prefieran, haces la bendición que consideres apropiada y le dices que se lo tome.
La segunda regla es esta: bajo ninguna circunstancia le dejas que se lleve el vaso fuera de la habitación antes de que se la haya tomado… Tiene que tomarla frente a ti y después recoges el vaso y lo lavas… Es un poco de desagradable paranoia, pero es necesaria… De esta manera, nadie puede probar que tú le diste la droga; el paciente puede haber ingerido la MDMA antes de haber llegado contigo…
La tercera regla… Nunca dejamos al paciente atorado en medio de algo importante, no importa qué tan cansados estemos… La mayoría de las veces seis horas serán suficientes; el paciente suele cansarse, y tú comienzas a escuchar repeticiones en lugar de cosas nuevas… Hay que recordarle a todos que deben tomar algo durante la sesión, agua o jugo porque la MDMA puede resultar un poco deshidratante; nadie sale si no está fuera de los efectos por completo, y si hay alguna duda, se ha de quedar toda la noche en el lugar…
Usualmente les digo a mis pacientes que está bien si quieren decirle algo acerca de sus experiencias a alguien cercano, después de que hayamos terminado el trabajo juntos, pero que no deben nunca, bajo ninguna circunstancia, decir con quién hicieron este tipo de trabajo. (14)
Audrey Fenn por su parte se auto impuso otra regla: «Nunca hablaré del tema de las drogas psicoactivas a un paciente hasta que haya trabajado con él o ella por un mínimo de seis meses -por lo general cerca de un año- y hasta que no sienta que ha completado su trabajo básico en cualquiera que sea su problemática. Al final de este periodo de tiempo, puedo estar bastante segura si tenemos o no un buen candidato, esto es, alguien que pueda aprender y continuar creciendo.» (14)
Y esta es la regla final de Ann Shulguin: «Cualquier terapeuta que se comprometa a emprender esta clase de viaje con un paciente… debe ser capaz de sentir amor o algo muy cercano al amor por la persona que está guiando. Debe haber una auténtica preocupación, no un simple interés intelectual por el bienestar del paciente.» (14)
Por último, la Shulguin se queja de las leyes que impiden su trabajo -y el de otros terapeutas- con los psicoactivos que están incluidos en la Lista I, donde se ubican las sustancias supuestamente más peligrosas y sin valor terapéutico alguno. Ann dice que suspendió sus terapias para ponerse a escribir y dar a conocer los magníficos resultados que obtuvo:
Ahora puedo hablar acerca de esto, mientras que aquellos que están aún callados, conduciendo secretamente esta clase de sesiones transformativas no pueden hablar, y no pueden compartir sus experiencias ni su conocimiento acumulado hasta que la ley actual, increíblemente equivocada, concerniente a los psiquedélicos y las plantas visionarias sea eliminada de Estados Unidos y de todo el mundo. Hasta entonces, la antigua práctica curativa en su modalidad actual continuará siendo un acto criminal, y la sabiduría ganada de ello se perderá del todo excepto en pequeños grupos de terapeutas y sus pacientes. (14)
Los efectos de los psicoactivos en el campo energético humano según Barbara Ann Brennan |
Barbara Ann Brennan se doctoró en física atmosférica y trabajó como investigadora en la NASA. Durante los últimos quince años se ha dedicado a estudiar el campo de la energía humana y a practicar la terapia bioenergética. Es autora de dos libros, Manos que curan y Hágase la luz, que se han convertido en pilares tanto de la nueva medicina como de la literatura New Age.


Barbara ha comenzado a demostrar científicamente la existencia de lo que los antiguos textos místicos y esotéricos llamaban el aura humana, mismo que ella denomina el Campo Energético Humano (CEH). Siendo investigadora empezó utilizando diversos aparatos para detectarlo y medirlo y posteriormente desarrolló su propia percepción sensorial hasta lograr ver este campo y distinguir sus diversas capas. Dde hecho asegura que cualquiera que se lo proponga puede hacerlo mediante ejercicios como los que ella sugiere en Manos que curan.
Gracias a sus observaciones, que por cierto coinciden con las de otras personas capaces de ver el aura, ha descubierto que las ideas y las emociones asociadas a dichas ideas presentan determinadas configuraciones específicas en el campo energético del ser humano.
Según explica, los problemas psicológicos y emocionales se manifiestan en el CEH como bloques oscuros o configuraciones aurales de diversos tonos turbios vinculados con el tipo de emociones que se hallen en conflicto, cuyo origen radica en las ideas negativas que mantenga una persona en un momento dado. Si estas configuraciones persisten en el CEH sin resolverse, tarde o temprano ocasionan una manifestación en el cuerpo físico de la persona causando una enfermedad.
Barbara Brennan no suele utilizar drogas psicoactivas pues su especialidad es lo que se conoce como «imposición de manos» o sanación bioenergética. Sin embargo ha podido observar con su elevada percepción sensorial (EPS) que la utilización de fármacos ocasiona cambios significativos en el CEH. En el caso concreto de los psicoactivos, las observaciones de Barbara confirma lo mismo que sostengo en la introducción y las conclusiones de Las drogas tal cual… que su utilización puede ayudar o perjudicar a las personas dependiendo de quién, cómo, cuándo y bajo qué circunstancias las utilice.
De acuerdo a sus observaciones, las personas que se benefician presentan determinadas configuraciones aurales sobre las que ciertos fármacos específicos pueden incidir de manera positiva movilizando la energía y ayudando a deshacer los bloqueos. Sin embargo señala que la enorme mayoría de las veces los psicoactivos sólo «ensucian» el CEH y contribuyen a dificultar la resolución de los problemas personales de los usuarios añadiendo más confusión a sus ya de por sí enfermos campos energéticos:
Las drogas como el LSD, la marihuana, la cocaína y el alcohol son perjudiciales para los brillantes y saludables colores del aura y crean un «moco etéreo», como sucede con la enfermedad…

[Esta figura] muestra el aura de un hombre que se había drogado frecuentemente con LSD y bebía muchísimo alcohol. Su aura tiene una tonalidad pardoverdosa oscura. El punto verde sucio que se desplaza hacia abajo y no se liberaba, se relaciona con sus sentimientos de ira, envidia y dolor mezclados sin diferenciar, retenidos. Tengo la seguridad de que si hubiera podido separar estos sentimientos, entender sus fundamentos, expresarlos y liberarlos, el punto se habría fragmentado en tonalidades más claras y brillantes de los colores correspondientes (rojo, verde y gris), para desplazarse a continuación.
Sin embargo, debido a la cantidad de contaminación oscura de su campo, este hombre debía hacer una amplia limpieza energética para desprenderse de su moco etérico antes de que lograra elevar su nivel energético lo suficiente para aclarar y despejar sus sentimientos. (2)

[Esta figura] muestra el efecto que provoca en el aura la aspiración de cocaína por la nariz. Cada vez que esta persona lo hacía, los sábados por la noche, presentaba en el lado derecho de la cara y la cabeza una gran cantidad de moco gris etéreo, pegajoso, mientras que el izquierdo se mantenía relativamente limpio. Le pregunté si aspiraba más por una ventanilla de la nariz que por la otra; pensaba que no. Mis repetidas comparacioness (podía detectar cada vez que lo hacía) y una descripción gráfica de su «moco etérico» le ayudaron a dejar el hábito. (2)

[Esta figura] muestra a un hombre que había utilizado durante años drogas tales como el LSD y la marihuana, con la consiguiente aura verde sucio. El deterioro que suponen estas experiencias se muestra en el lado superior derecho. Parece como si tuviera peso, debido a que solía inclinar la cabeza en un ángulo que parecía equilibrar la forma. Ésta se mantuvo siempre en la misma posición, una semana tras otra… Para retirar esta forma, tendría que dejar las drogas y limpiar el campo… Le recomendé que, además del trabajo corporal, hiciera ayuno e hiciera una dieta limpiadora. Entonces podría aumentar la fuerza se su campo energético e irrumpir en ese deterioro acumulado para disiparlo. (2)
Por contraposición, Barbara expone en la última parte de Manos que curan, un claro ejemplo de sanación en el que se evidencia esta dicotomía acerca de las drogas: que pueden funcionar como remedios o como venenos, dependiendo de la configuración aural de la persona en el momento en que las ingiere.
David, era un joven maestro aquejado de una grave enfermedad que los médicos no podían identificar con certeza. Su tratamiento con Barbara duró cerca de dos años en los cuales sufrió una transformación radical que en su incio fue muy lenta y se aceleró en la última fase, en parte gracias a la MDMA. El proceso terapéutico inició con una limpieza del campo energético y una desintoxicación del cuerpo físico; continuó con una reestructuración del CEH acompañada de técnicas psicodinámicas y por último culminó con el uso de dos fármacos. El primero cloroquinina para curar el hígado y después MDMA para desbloquear el sexto chakra de David. La palabra chakra significa rueda en sánscrito y se utiliza para denominar los principales centros de energía que se encuentran en el CEH. Según relata la misma Barbara:
El aspecto de David cuando acudió a la última sesión de curación era muy distinto. Su aura era dos veces más brillante y mucho más amplia que lo normal […] Le pregunté qué le había sucedido y me respondió que durante el fin de semana había tomado un producto popularmente llamado éxtasis, o MDMA, una droga sintética del tipo feniletilamina sintetizada a partir de la metamfetamina y el safrol.


Al realizar una inspección más atenta, pude ver que el MDMA había abierto el lado izquierdo de la glándula pineal. La mucosidad que se había acumulado parcialmente en el sexto chakra como consecuencia del consumo de marihuana y LSD se había despejado en el lado derecho. Todavía quedaba tranbajo por hacer, pero el cambio general del campo de David resultaba sorprendente.
Como mis observaciones habían demostrado siempre que las drogas psicotrópicas tenían un efecto negativo sobre el aura, pregunté a Heoyan al respecto; esto es lo que me respondió: «Depende de quién las tome y de cuál sea la configuración de su campo en el momento de ingerirlas. Como el sexto chakra de David estaba obturado y había llegado el momento de hacer algo para abrirlo, la droga tuvo un poderoso efecto. Sin embargo, si el paciente necesitara concentrarse en un chakra distinto, el efecto, con toda probabilidad, hubiera sido negativo.»
Cuando otra paciente preguntó si podía tomar MDMA, Heoyan contestó: «No te lo recomendaría. Toma mejor ovatropina para reforzar tu segundo chakra que es donde hay que trabajar» […] Las drogas pueden utilizarse como sustancias transformadoras; esa es su finalidad. No curan la enfermedad, pero ayudan al individuo a curarse a sí mismo. «La sustancia precisa en la cantidad justa y en el momento apropiado ayuda al individuo a transformarse», dice Heoyan. (2)
Heoyan es el guía e instructor principal en el campo de la sanación de Barbara Brennan. Ambos postulan que el origen de toda enfermedad emana de la creencia de que cada uno de nosotros es un ente separado de los demás y separado de Dios. Dice que esta creencia se experimenta como miedo, del cual surgen todas las demás emociones negativas. Y una vez que hemos dado lugar a estas emociones negativas nos separamos de ellas encapsulándolas en bloques energéticos y configuraciones aurales negativas:
Este proceso de separación se perpetúa creando más dolor e ilusión, hasta que el ciclo de retroalimentación negativa se rompe o se invierte mediante un proceso de trabajo personal… La clave para romper este círculo vicioso reside en el amor y la conexión con todo cuanto existe… El amor es la experiencia de estar conectado a Dios y a todo lo demás… Cuando estamos conectados, nos sentimos y estamos totalmente seguros y libres. (3)
En sus dos libros (2 y 3) Barbara Brennan aporta soluciones efectivas para invertir el círculo vicioso de las creencias y emociones negativas para lograr la reconexión con lo divino. Recomiendo ampliamente su lectura no sólo a aquellos que estén enfermos o tengan algún problema de adicción, sino a quienes tengan interés por los temas de ciencia y espiritualidad.
FUENTES
1. Alpert, Richard et all: LSD, New American Library, USA, 1966.
2. Brennan, Barbara Ann, Manos que curan, Ed. Martínez Roca, Barcelona, España, 1990.
3. Brennan, Barbara Ann, Hágase la luz, Ed. Martínez Roca, Barcelona, España, 1994.
4. Fericgla, José María (comp.): Los enteógenos y la ciencia, Col. Cogniciones, Los libros de la liebre de marzo, Barcelona, 1999.
5. Fernández, Asunción: «Evolución histórica de los usos del LSD«, en Alucinógenos, la experiencia psicodélica, Ediciones en Neurociencias, Barcelona, 1996.
6. Grof, Christina y Stanislav: La tormentosa búsqueda del Ser, Los libros de la liebre de marzo, Barcelona, 1990.
7. Grof, Stanislav: The Realms of the human unconscius: observations from LSD research, Nueva York, Viking Press, 1975.
8. Ott, Jonathan: Pharmacoteon, Natural Products Co., USA, 1996. (Traducido recientemente por La Liebre de Marzo).
9. Piñeiro, Juanjo: Psiconautas, exploradores de la conciencia, La liebre de marzo, Barcelona, 2000.
10. Rodiles, Janine: Una terapia prohibida: Biografía de Salvador Roquet, Planeta, México, 1998.
11. Roquet, Salvador y Pierre Favreau: Los alucinógenos: de la concepción indígena a una nueva psicoterapia, Prisma, México, 1981.
12. Seva Díaz, A: «Investigaciones en torno a la utilización del LSD-25 en la terapéutica de las neurosis obsesivas durante los años sesenta», en Alucinógenos, la experiencia psicodélica, Ediciones en Neurociencias, Barcelona, 1996.
13. Shulgin, Alexander y Ann: PHIKAL, a chemical love story, Transform press,1995, USA.
14. Shulgin, Alexander y Ann: THIKAL, the continuation, Transform press, 1997, USA.
15. Usó, Juan Carlos: «Sobre el uso clínico de psiquedélicos en España», Revista Monográfica El idiota, No. 1, Barcelona, 2000.
16. Usó, Juan Carlos: Spanish trip: La aventura psiquedélica en España. Los libros de la liebre de marzo, España, 2001.
17. Yensen, Richard: «Ayudando desde los límites de la vida: perspectivas de un terapeuta psicodélico» en La conciencia transpersonal, Kairós, España,1998.
18. Yensen, Richard: «Prólogo» de Una terapia prohibida: Biografía de Salvador Roquet. Planeta, México,1998.
19. Yensen, Richard: Hacia una medicina psiquedélica. Los libros de la liebre de marzo, España,1998.
20. «Entrevista con Josep María Fericgla», revista monográfica El idiota, primer número, Barcelona, 2000.
21. Smith, Huston: La percepción divina, Kairós, Barcelona, 2000.
22. Alejandro Jodorowsky: «Lecciones para mutantes», en Psicomagia, Ed. Siruela, Madrid, 2004.
23. Jiménez, Daniel: «Las neuronas de la espiritualidad», Psychologies España, no. 11, diciembre 2005.